martes, 20 de agosto de 2013

Libros chilenos en el cine internacional

Isabel Allende, Antonio Skármeta y Ariel Dorfman son algunos de los autores nacionales que se han proyectado al mundo a través de las adaptaciones que el cine extranjero ha hecho de sus libros.

 Isabel Allende con su primera novela "La casa de los espíritus", fue llevada al cine por el premiado director danés Bille August. Fue una coproduccion entre Estados Unidos y Alemania, tuvo un elenco extraordinario encabezado por Meryl Streep, Jeremy Irons, Glenn Close y Winona Ryder.

 Antonio Skármeta apasionado por el septimo arte ha escrito varios guiones, dirigido al menos 2 peliculas y actuado en cinco. "Ardiente Paciencia" ha sido uno de los libros llevados al cine por el mismo escritor chileno en 1983 como director y guionista. Ademas Michael Radford la llevo al cine con el nombre de "El Cartero" en 1994.

Estos 2 hombres Antonio Skármeta y Ariel Dorfman mencionados al principio del texto triunfaron en el extranjero luego de su exilio en el gobierno militar, en cambio Isabel Allende a sabido triunfar en un país donde no se es facil ser reconocido. Allende fue reconocida luego de muchos años de trayectoria con el premio nacional de literatura en 2010

viernes, 2 de agosto de 2013

Libro "Por 13 razones"

ESCRITO POR JAY ASHER.

Por trece razones no es un libro amable. Tampoco se puede decir que se trate de una historia bonita. Es más bien un relato duro, apasionante pero duro, que nos acerca a la mente de quien no quiere seguir viviendo. Hannah no es tan distinta a la gente de la calle: de hecho, cualquiera de sus vivencias podría haberte ocurrido a ti, o conocerás a varias personas que hayan pasado por lo mismo. Resulta escalofriante el retrato humano de la suicida, acostumbrados como estamos a contemplarlos como seres perturbados y desquiciados. Sirvan los siete cassettes para que no vuelva a ocurrir; tiéndele la mano a Hannah cuando todavía no ha dado el salto.

 Una a una, Clay va desentrañando los motivos que le llevaron a Hannah al suicidio a través de las trece caras de las cintas. Es un grito desesperado a la amistad, con los penosos resultados de hacer caso a los rumores malintencionados. Con las palabras de la protagonista, poco a poco vamos descubriendo las razones, las trece razones, y cómo los gestos más inofensivos pueden resultar fatales cuando alguien se va acercando lentamente al abismo. Hannah no vive un secuestro, ni una violación. Su vida, vista desde fuera, no parecía atisbar semejante desenlace. Pero hay que acercarse a su corazón, desde el frío altavoz del radio-cassette, para comprender que el efecto mariposa puede provocar estragos. Ni siquiera es una defensa del suicidio, aunque el libro puede provocar todo tipo de impresiones. ¿Acaso no es ese un objetivo, lícito, crear discrepancias entre los lectores? Jay Asher, desde un estilo rápido y sin ahondar en descripciones, no hace ningún intento de convencer o justificar: eso lo deja en manos del lector, que decidirá por sí mismo si Hannah fue valiente o egoísta, pero no hasta que haya descubierto una por una todas las piezas del puzzle que comprenden la fotografía de su suicidio.

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